El último informe del Banco Central sobre la evolución del
mercado cambiario en el segundo trimestre del 2013 permite ahondar en los
detalles de la importante caída de las reservas internacionales que viene registrando
la entidad y que en las últimas semanas se ubicaron en niveles que no se veían
desde el 2007.
De los alrededor de 6 mil millones de dólares que
abandonaron las arcas de la autoridad monetaria en el primer semestre del año,
cerca de 2,5 mil millones correspondieron al pago de intereses por compromisos
asumidos por el estado o por el sector privado y poco más de 5 mil millones, al
pago de vencimientos de capital por estos préstamos. Una parte de estos egresos
fue compensada por un exiguo ingreso neto de capitales externos para
inversiones (unos 1,3 mil millones). Algunas cuentas menores, positivas y
negativas, explican la diferencia restante.
Un rubro que debe destacarse especialmente y que muy
probablemente será atendido por el Gobierno luego de las elecciones de octubre es
el saldo de servicios, uno de cuyos componentes centrales es el turismo. En el
primer semestre del 2013, el saldo negativo en esta área prácticamente
neutralizó el saldo positivo obtenido en el balance de mercaderías, de casi 5 mil
millones de dólares. Es decir, el excedente de dinero obtenido por las mayores
exportaciones de bienes en relación a las importaciones se debió utilizar casi
en su totalidad para pagar el exceso de compras de servicios por sobre las
ventas externas de los mismos. Y en este hecho incidieron de manera
significativa los crecientes viajes y gastos con tarjeta de los argentinos en
el exterior y el cada vez menor flujo de turistas extranjeros hacia nuestro
país. Es particularmente preocupante la dinámica que viene presentando este
rubro, que pasó de un déficit de apenas mil millones en el 2011 a uno de casi 4 mil
millones el año pasado y a más de 4,5 mil millones en el primer semestre de
este año. Los ingresos por servicios pasaron de 2,8 mil millones en el segundo
trimestre de 2011 a
2 mil millones en el segundo trimestre de este año en tanto que los egresos se
incrementaron de 3,1 mil millones a 4,4 mil millones en el mismo período.
A la luz de estos números, los próximos pasos del Gobierno
parecen cantados. Le resultará difícil revertir la sangría de fondos por
vencimientos de capital de los préstamos vigentes en un escenario en el que no
logra resolver los numerosos conflictos que tiene a nivel internacional tanto con
los acreedores que no ingresaron a los canjes de deuda como con las empresas,
como por ejemplo Repsol, que vienen litigando contra el país en el CIADI.
Tampoco parece muy probable, por los costos políticos involucrados, que haga
una corrección brusca del tipo de cambio oficial para restablecer la
competitividad de los exportadores y de las empresas que compiten con las
importaciones de manera tal de recuperar el saldo comercial, que viene cayendo
significativamente este último año. Por sus resultados inmediatos y costos
políticos acotados, lo más factible es que se incline por el desdoblamiento del
mercado cambiario formal a través de la introducción de un dólar turista que
cotice en un nivel cercano al del dólar paralelo. En este mercado se
liquidarían todas las operaciones de argentinos y extranjeros relacionadas con
el turismo, lo que desalentaría los viajes y las compras de los argentinos en
el exterior, que se tornarían significativamente más caras, y alentaría la
llegada de los turistas extranjeros al país, debido a que se tornaría más económico
para ellos.
Esta solución no devolvería a la economía a la senda del
crecimiento pero le permitiría al Gobierno reducir el drenaje de reservas
internacionales y seguir esquivando las decisiones importantes y los costos
políticos que ellas entrañan. Una salida fácil que lo único que hace es
extender la agonía.