sábado, 11 de octubre de 2014

¿70 años no son nada?

Si bien a lo largo de la era kirchnerista en muchas ocasiones se pudo trazar paralelismos con el gobierno peronista de 1946-55, nunca antes estas similitudes se han multiplicado tanto como en las últimas semanas.

Por ejemplo, el discurso que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio luego de que el país fuera declarado en desacato por el juez Thomas Griesa por ignorar su sentencia e intentar cambiar la jurisdiccion del pago de la deuda reestructurada, evocó el slogan de campaña del primer peronismo, “Braden o Perón”, con el que se aludía a la intervención norteamericana en los asuntos nacionales a través de su embajador local de aquel entonces, Spruille Braden.

La presidente busca instalar en el imaginario de ciertos sectores de la población que todas las cosas que se han logrado en estos últimos 11 años se encuentran amenazadas por un complot que involucra a los fondos buitres, el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados locales. De esta manera, procura desprenderse de la responsabilidad de los eventos económicos negativos que podrían sobrevenir en los próximos meses y evitar, así, el costo político que los mismos podrían tener para su administración.

Este no fue el único hecho que nos trasladó 70 años atrás en el tiempo. Al cierre de esta edición, el Banco Central (BCRA), en la primer medida firmada por su nuevo presidente, Alejandro Vanoli, introdujo un piso a las tasas de interés de los plazos fijos de menos de 350 mil pesos. Esta medida se suma a las exigencias aplicadas a los bancos para destinar una porción de sus depósitos al financiamiento de la inversión productiva a una tasa regulada y a los topes aplicados a las tasas de interés de los préstamos personales y prendarios hace unos meses. La decisión nos remite nuevamente a los albores del peronismo. Es que el sistema financiero se parece cada vez más a aquel que quedó configurado con la nacionalización de los depósitos de 1946, que transformó a todos los bancos de entonces en meros agentes del BCRA, que tomó a su cargo la determinación de las tasas de interés y la asignación del crédito en su totalidad, otorgando a las entidades una comisión por el cumplimiento de sus funciones de representación. Si bien todavía no se ha llegado tan lejos no debería sorprendernos que se siga avanzando en esa dirección.

Cuesta creer que el Gobierno apele a recursos políticos y económicos tan obsoletos y con tan malos antecedentes en nuestro país a la luz del desarrollo y progreso que se puede asociar con ellos. Seguramente, considera que va a encontrar un eco favorable en un sector lo suficientemente amplio de nuestra sociedad. Recién con los resultados de las próximas elecciones presidenciales podremos saber si esta visión es acertada. Mientras tanto, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para explicarles a quienes quieran escuchar a dónde nos han llevado ciertas antinomias ridículas y políticas equivocadas. No vaya a ser cosa que terminemos dándonos cuenta que en Argentina 70 años no son nada.