sábado, 12 de julio de 2014

Un arduo camino por delante

La mayoría de los analistas descuentan el logro de algún tipo de acuerdo entre la Argentina y los tenedores de bonos que no ingresaron a los canjes del 2005 y 2010. Sin embargo, de cumplirse esta expectativa, no se tratará en absoluto del final del camino sino del comienzo de uno bastante arduo.

Es que un resultado favorable de las negociaciones de ningún modo resolverá por sí solo los importantes problemas que tiene la economía, como la inflación y el estancamiento. Como mucho, le permitirá al Gobierno hacer frente a los vencimientos de deuda que tiene de aquí hasta el final del mandato y, al aflojar la restricción externa, tomar medidas para morigerar la caída en la actividad económica, tales como una baja en la tasa de interés y una flexibilización de las restricciones a las importaciones. También puede permitirles a las autoridades mantener bajo control la situación inflacionaria, al contener las presiones sobre el mercado cambiario y evitar la posibilidad de una nueva devaluación como la de enero. Pero no más que eso.

Para lograr avances sustanciosos sobre la inflación e insuflarle nuevamente dinamismo a la economía se requieren un conjunto de medidas que ni siquiera han sido esbozadas y que difícilmente sean tomadas por el actual gobierno. Por el lado del aumento de los precios, lo más que se puede esperar, a partir del regreso a los mercados de capitales, es que se deje de financiar al Tesoro con emisión de dinero por parte del Banco Central, pero esto sería apenas el comienzo de la tarea. Se necesita, además, un plan, con metas de inflación, con una fuerte disciplina monetaria y fiscal y con el compromiso de los sectores empresarios y sindicales de ir acomodando los aumentos de precios y salarios a dichas metas. A su vez, para que la economía vuelva a crecer en forma sustentable, habrá que restablecer la competitividad que se llegó a tener a lo largo de la segunda mitad de la década pasada. Y si no se quiere lograr esto con una devaluación y una caída de los salarios reales se tendrá que avanzar con una reducción del tamaño del Estado que permita bajar la carga impositiva que pesa sobre el sector privado.   

Se trata en todos los casos de medidas que requieren un capital político del cual el Gobierno hoy carece y, aun si lo tuviera, difícilmente lo utilizaría a poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales.

En definitiva, hay un arduo camino por delante y, casi con seguridad, no será ésta la gestión que comience a desandarlo. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que el próximo gobierno tenga la responsabilidad necesaria para avanzar con estos cambios y se deje de rifar el futuro de los argentinos en la ruleta rusa de la política.