sábado, 13 de septiembre de 2014

¿China al rescate?

Cuando parecía que las opciones del Gobierno eran cada vez más limitadas y que, de no mediar un volantazo en la gestión del conflicto con los fondos buitre, la economía se encaminaba hacia una mayor recesión, un aumento de la inflación o una combinación de ambas cosas, el Banco Central anunció que pondrá en marcha el swap de monedas que había suscripto en julio con su par de China pero que había quedado en duda luego del ingreso del país en default. Y, al cierre de esta edición, también se buscaba asegurar una serie de préstamos para financiar obras de infraestructura.

Resulta cada vez más clara la jugada del Gobierno: utilizar el financiamiento brindado por el país asiático para mantener firme la postura frente a los fondos buitre que tanto rédito político le ha brindado hasta ahora sin hacer frente a sus costos: una creciente escasez de dólares que ahoga a la economía ante la necesidad de imponer restricciones a las importaciones y establecer altas tasas de interés para evitar una nueva devaluación que golpee el bolsillo de los votantes.

Veremos en las próximas semanas si los fondos que aporta China son suficientes para aflojar las restricciones que enfrentan las autoridades económicas. Si el Gobierno encuentra con ellos un mayor margen para destrabar importaciones y/o bajar las tasas de interés sin que esto le impida manejar la suba del dólar oficial de acuerdo a sus objetivos.

De no funcionar esta estrategia, la administración kirchnerista tendrá la posibilidad en enero de aprovechar el vencimiento de la cláusula RUFO para modificar el enfoque que ha elegido para afrontar la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de no aceptar su pedido de revisar los fallos judiciales favorables a los holdouts.

El panorama presenta aun numerosos interrogantes pero cuesta imaginar que un país que se ubica tercero en el mundo en reservas de hidrocarburos no convencionales y presenta un bajo nivel de endeudamiento público pueda atravesar serias dificultades en el futuro. Desde esta perspectiva, no sorprende en absoluto el apoyo chino, aunque todavía reste determinar con mayor precisión su magnitud. Las preguntas más importantes para los próximos años parecen ser cómo se va a distribuir esa formidable riqueza, qué concesiones se harán al capital extranjero a los efectos de su extracción, cómo puede afectar el florecimiento de esta actividad a otros sectores de la economía y cómo se va a utilizar el margen de financiamiento disponible y no, qué tan profunda va a ser la próxima crisis.

Sin embargo, no hay que dejar de reconocer que Argentina ha desafiado a los pronósticos optimistas en el pasado y siempre puede sumar a su larga lista un nuevo fracaso.