Resulta
desalentador ver cómo el presidente y un sector mayoritario del partido
gobernante parecen resistirse al reclamo natural de un recorte en los sueldos
de funcionarios, legisladores y jueces durante la emergencia por la pandemia de
coronavirus.
En
este momento en el que, frente a la cuarentena obligatoria, una parte
importante del sector privado tuvo que detener sus actividades e interrumpir de
ese modo sus fuentes de ingreso es completamente lógico que se le pida al
sector público que renuncie a una parte de sus sueldos para asistir a los más
perjudicados.
Esto
no sería tan necesario en un país con acceso al financiamiento o cuyos
habitantes tuvieran predisposición para atesorar la moneda local. Pero en Argentina,
en donde esto no sucede, el déficit fiscal que generará el incremento del gasto
público para asistir a los sectores damnificados por la pandemia será cubierto
con emisión monetaria y todo peso que sobre irá muy probablemente al dólar,
presionando su cotización en el mercado paralelo, o a la adquisición de bienes,
generando mayor inflación y/o desabastecimiento, dependiendo de cómo actúe el
gobierno en materia de control de precios.
Por
este motivo, todo esfuerzo que pueda hacer el sector público para compensar con
una reducción del gasto ordinario el gasto excepcional que está provocando la
pandemia puede permitir evitar una penalización mayor para el sector que hasta
el momento está cargando con el grueso del costo económico de este evento
histórico, el privado.
En
definitiva, como ya había sucedido durante la crisis económica que se inició
hace ya 2 años, una parte importante de la política parece resistirse a reducir
sus privilegios aun en medio de esta emergencia inédita.
En
los últimos años resultó evidente la falta de predisposición de la clase
política para poner en equilibrio las cuentas públicas, que tuvo como desenlace
la crisis de la deuda pública que hoy estamos atravesando y que desalentó la
inversión privada indispensable para el crecimiento de cualquier economía
capitalista. Y pareciera que ni siquiera un evento de la magnitud de esta
pandemia termina de despertar a una parte importante de la misma sobre la
necesidad de participar en el esfuerzo que hoy está llevando adelante la sociedad
argentina.
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