domingo, 16 de diciembre de 2012

2013: ¿La última oportunidad para evitar la próxima crisis?



Tras ganar las elecciones en octubre de 2011, el Gobierno tuvo una gran oportunidad para introducir las correcciones que el modelo económico está pidiendo a gritos. Más que nada, poner en marcha un plan para reducir en forma gradual la elevada inflación. Las autoridades disponían entonces de 1 año sin elecciones para soportar los costos políticos que este dificultoso proceso hubiera generado. Es que, habría resultado difícil que, al menos durante la primera etapa del mismo, no se generara un enfriamiento de la economía. Pero ésta podría haber surgido renovada a tiempo para las elecciones del 2013 y, de esta manera, la apuesta podría haber rendido sus frutos.

Sin embargo, se optó por el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones para enfrentar los efectos en lugar de las causas. Se reprimieron todas las vías de salida de las divisas, en lugar de actuar sobre el motivo de la fuga de las mismas: la creencia ampliamente justificada de que tarde o temprano el Gobierno iba a tener que corregir la creciente pérdida de competitividad de la economía provocada por la inflación con una fuerte actualización del precio del dólar.

Al dejar pasar esa oportunidad, la Argentina quedó en una situación muy comprometida. Cada año que pasa, se va incrementando el desequilibrio macroeconómico y, por ende, el costo político de corregirlo, y entonces la probabilidad de que se actúe en forma voluntaria para normalizar el funcionamiento de la economía se va reduciendo. En este contexto, el camino hacia la próxima crisis se transforma en la crónica de un final anunciado. Se taparán los agujeros mientras se pueda, hasta que estalle la bomba en la forma de una profunda recesión o una espiral inflacionaria.

Parece realmente difícil que el Gobierno tome nota de esto en el 2013. Si no modificó los lineamientos básicos del modelo económico en el momento más oportuno desde el punto de vista político, porqué lo va a hacer en un año electoral en el que se juega su futuro.

Aquí es donde entra en juego el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, uno de los políticos con mejor proyección electoral para el 2015. Los cálculos políticos de este contendiente de cara a las elecciones presidenciales de ese año podrían resultar decisivos para el devenir económico de la Argentina.

Si el gobernador considerase que su suerte está atada al desempeño económico del kirchnerismo y que llegar con una economía moribunda al 2015 plantearía una grave amenaza para sus posibilidades, entonces debería presionar por todos los medios posibles para que en el 2013 se implemente un programa que restablezca la confianza en la economía argentina y genere las condiciones para la recuperación de la inversión privada. De esta manera, tendría grandes chances de llegar a las elecciones presidenciales con una economía revitalizada que le sirva de plataforma a su llegada al poder. Si ésta es su lectura y con este fin logra encolumnar al peronismo detrás suyo y, mientras tanto, el Gobierno continúa despilfarrando su caudal político y debilitándose, el gobernador podría llegar a imponer su voluntad y un nuevo plan económico sería posible en algún punto del 2013.

Con este panorama, el año que viene se presenta tal vez como la última oportunidad para evitar la próxima crisis. Dejar pasar un año más sin introducir las correcciones que la situación exige va a seguir incrementando los costos políticos de normalizar la economía y éstos podrían volverse intolerables, incluso para las propias chances de Scioli, en el 2014 o más allá. Y cuando asuma el próximo gobierno ya puede ser muy tarde o éste puede ser demasiado débil para afrontar la tarea requerida.


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