domingo, 2 de diciembre de 2012

El nuevo modelo económico del Gobierno



En las últimas semanas se vienen registrando cambios significativos en el manejo por parte del Gobierno de importantes variables económicas, algo que invita a pensar que éste puede estar poniendo en práctica un nuevo modelo económico, tras verificar que el anterior era a todas luces insostenible en el tiempo.

Las 3 áreas principales en las que se vienen observando estos cambios son la cambiaria, la fiscal y la de precios de los servicios públicos. En el plano cambiario, tras varios años en los que la inflación superó ampliamente al ritmo de incremento del dólar, en las últimas semanas se viene registrando una tendencia hacia la convergencia entre ambos. Mientras en el primer cuatrimestre el precio del dólar oficial había subido a una tasa anualizada del 7.6% y en el segundo cuatrimestre lo hizo al 14.2%, en lo que va del último cuatrimestre esa tasa ascendió al 18.1%. Y en las últimas semanas, se aceleró al 21.7%, muy cerca del ritmo de crecimiento de los precios, que las consultoras privadas estiman por encima del 24%. De mantenerse esta tendencia el Gobierno estaría contrarrestando una de las principales inconsistencias del actual modelo económico, que es la constante pérdida de competitividad del sector externo. Con los salarios aumentando invariablemente por encima de los precios de los bienes que comercializan, los exportadores y los sectores que compiten con las importaciones vienen encontrando crecientes dificultades financieras. Los segundos pueden ser protegidos por barreras al ingreso de productos extranjeros, no así los primeros que pueden tener que abandonar los mercados duramente conseguidos. De continuar esto, el superávit comercial tendería a volverse negativo acelerando la pérdida de reservas internacionales del Banco Central y obligando, al final del camino, a una brusca devaluación, a la búsqueda de financiamiento internacional o a ambas cosas.

En el terreno fiscal, los datos correspondientes al mes de septiembre - los últimos disponibles - confirmaron una clara tendencia descendente en el ritmo de crecimiento interanual del gasto primario (que no incluye los intereses de la deuda pública) del estado nacional. En el primer trimestre, éste había promediado un 39%, en el segundo trimestre se redujo a un promedio del 31% y en el tercer trimestre al 24%, siendo precisamente septiembre el mes con la tasa de incremento mas baja del año, poco menos del 20%. Un componente central, si bien no el único, de una política antiinflacionaria es la reducción en la tasa de incremento del gasto público. Si continúa en esta línea y acompaña este comportamiento con algún tipo de acuerdo para bajar las tasas de aumentos salariales en las paritarias del año que viene, el Gobierno podría comenzar a lograr algunos avances en relación al principal problema de la economía: la alta inflación.

Por último, en el área de servicios públicos, el Gobierno finalmente comenzó a aplicar una política de tarifas más razonable. En los últimos días anunció un aumento en las tarifas de luz y gas, para financiar la demorada inversión en la ampliación de las redes de estos servicios, y un incremento en el precio del gas en boca de pozo, una medida dirigida a estimular la inversión en la exploración y extracción de este combustible. De esta manera, el Gobierno comienza a desarticular una política que ha tenido diversos efectos negativos. Por un lado, ha contribuido a la caída en la producción energética y al fuerte aumento en las importaciones de combustibles, que superarán los 10 mil millones de dólares en el 2012. Por el otro, el enorme volumen de subsidios otorgados a las empresas de servicios públicos para cubrir sus déficits operativos ha sido uno de los motivos de la importante expansión en los últimos años del gasto público, una de las causas centrales del incremento de la inflación.

Por el momento, el Gobierno no ha encuadrado estos lineamientos dentro de ningún programa. Es decir, no ha asumido ningún tipo de compromiso en torno a ellos. Por lo tanto, puede tratarse de una estrategia temporal que será abandonada a tiempo para intentar obtener el mejor resultado posible en las elecciones legislativas del año que viene o incluso de una mera coincidencia casual de hechos inconexos y fortuitos. Pero también puede ser el resultado del reconocimiento de que la batalla por la re-relección está perdida y que quien sea el candidato del kirchnerismo en el 2015 tendrá más chances si se introducen hoy las modificaciones necesarias para que la economía llegue en buena forma a ese momento.  






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