Esta edición especial, que se distribuye en el Congreso
Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es una buena oportunidad
para analizar la economía argentina en el contexto de la región que integra y
ver hasta qué punto se han replicado a nivel local las políticas de los países
que vienen mostrando una trayectoria más exitosa.
Los funcionarios del Gobierno se apresurarían a objetar que
la economía argentina ha sido la más exitosa de los últimos 10 años en la
región, sin detenerse a analizar que el punto de partida, con una desocupación
superior al 20% y una capacidad instalada ampliamente subutilizada, permitía un
amplio margen para crecer sin inversión y que en los últimos 5 años la tasa de
crecimiento ha sido sobreestimada.
En los últimos años se ha destacado en la región el caso de
Perú, que desde el 2005 al 2011 registró tasas de crecimiento de entre el 6.8%
y el 9.8%, con la excepción del 2009, que fue un año en que toda la región
experimentó una fuerte desaceleración o directamente una caída en la actividad
económica. También se pueden mencionar los casos de Chile y Colombia, que en el
mismo período crecieron a tasas de entre el 3.7% y el 6.1% el primero y el 3.5%
y el 6.9% el segundo. Brasil atravesó un robusto proceso de crecimiento entre
2004 y 2010, con tasas de entre el 3.2% y el 7.5%, pero en los últimos 2 años
se ha desinflado planteando interrogantes respecto a su futuro.
Un aspecto central de los procesos de crecimiento
atravesados por estos países es que en todos los casos la tasa de inflación se ha
mantenido en 1 dígito. Todos estos países han demostrado que se puede alcanzar
un buen ritmo de crecimiento sin provocar un recalentamiento desmedido de los
precios. Los datos también parecen corroborar un hecho que le teoría económica
predice: que los países con alta inflación tienden a tener tasas de crecimiento
bajas. De hecho, Venezuela, que registró una tasa de inflación de más del 20%
en los últimos años, fue el que peor desempeño, en términos de crecimiento,
tuvo en el período, con un crecimiento negativo en 2009 y 2010 y una
recuperación de sólo el 4.2% en 2011.
Lamentablemente, Argentina se ha inclinado por replicar el
ejemplo de Venezuela en lugar del de los países más exitosos de la región y
parece avanzar en la misma dirección, a juzgar por la fuerte desaceleración
económica registrada en el 2012 (1.9% de crecimiento, según el INDEC) y por el
panorama que traza para los próximos años la fuerte caída en la inversión. Sin
una recuperación de la inversión va a resultar imposible alcanzar las tasas de
crecimiento a las que nos habíamos acostumbrado años atrás.
Aparentemente, el partido gobernante de la Argentina se ha visto
seducido por la permanencia del líder venezolano Hugo Chávez que, al fallecer
al cierre de esta edición, estaba iniciando un nuevo mandato tras 14 años en el
poder. Parece considerar que la utilización en la Argentina de políticas
económicas similares a las de Venezuela ofrece mayores probabilidades de éxito
en las contiendas electorales que se avecinan. Habrá que ver si estos cálculos
resultan válidos pero los políticos argentinos deben saber que si en algún
momento deciden dejar a un lado sus intereses y bregar por los de la sociedad
no tienen que mirar muy lejos: varios países vecinos hoy nos muestran el rumbo
a seguir.
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