martes, 12 de agosto de 2014

Las ventajas del default

Ya parece inevitable que el default en el que ingresó nuestro país se extienda hasta el año que viene. Aun si finalmente los bancos internacionales le compraran los bonos impagos a los fondos buitre, en cualquier momento el resto de los holdouts podría obtener un fallo favorable del juez Thomas Griesa que prolongara el impasse.

El Gobierno pareció confirmar esta perspectiva días atrás, al anunciar un conjunto de medidas con las que pretende enfrentar los efectos que tendrá sobre la economía la falta de acuerdo. El propio discurso de Cristina Fernández de Kirchner, al realizar estos anuncios, estuvo claramente dirigido a disuadir a la población de ceder a las inclinaciones que provoca el default: consumir menos y demandar más dólares. Se busca mantener a la economía en movimiento con los limitados recursos con los que se cuenta.

En estos meses, el equipo económico deberá preservar un delicado equilibrio. En la medida en que aumente la actividad económica, con el incremento del gasto público y la expansión del crédito, se generará presión sobre el mercado cambiario, al subir la demanda de importaciones, tanto de bienes finales como de insumos para la producción local. Y una baja en las tasas de interés, como la que se aplicó en los últimos días a las Lebac, también puede provocar presión en ese sentido al incentivar a los ahorristas a volcarse a la compra de dólares. Y si las reservas empiezan a caer como consecuencia de estos factores, se puede entrar rápidamente en una situación como la de finales del año pasado. En el mejor trimestre del año en este aspecto, por la liquidación de la cosecha de soja, el Banco Central sumó apenas poco más de 2.000 millones de dólares a las reservas. Claramente, los próximos 5 meses muestran un margen extremadamente acotado, en un contexto social que va ir adquiriendo mayor sensibilidad con la cercanía de las fiestas de fin de año.

Sin embargo, lo que aparenta ser un panorama desalentador, ante una mirada más profunda, no es tal cosa. Si el Gobierno hubiera llegado a un acuerdo con los holdouts y ampliado su acceso a los mercados de capitales, se enfrentaría con menos restricciones para expandir el gasto público y bajar las tasas de interés a los efectos de mejorar la situación de la economía. Pero, con el poco tiempo que le queda y los problemas de credibilidad que afronta, difícilmente realizaría un cambio profundo en el esquema económico que pusiera en marcha un proceso de crecimiento sostenible. Por lo tanto, a los numerosos problemas que se le están dejando al próximo gobierno se le sumaría un mayor endeudamiento público, un área en la que hasta el momento, y poniendo a un lado las objeciones que pueden hacerse, el kirchnerismo está entregando una buena herencia.


Es decir, como están las cosas, el Gobierno tendrá restringido el acceso al financiamiento, lo que lo obligará a llevar adelante una gestión más cuidadosa, al menos por unos meses más. Y esto le dará a la próxima administración, cuando llegue su turno, la posibilidad de poner en marcha sus políticas con un legado menos pesado de por medio.

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