Dentro
de los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el Gobierno
reafirmó el compromiso que ya había asumido con el pueblo argentino y sus
acreedores de continuar en el 2019 con la reducción del déficit fiscal, incluso
subiendo la apuesta, del original déficit primario del 2,2% del PBI a un
objetivo del 1,3%, lo que va a representar una mejora del resultado fiscal de más de un 1 punto porcentual respecto a este año, en el que se apunta a un 2,7%
del PBI.
Todo
indica que la crisis cambiaria actuó como un llamado de atención que fue
adecuadamente interpretado por la administración. Las especulaciones políticas
y las ambiciones electorales habían provocado que se demoraran excesivamente
las correcciones que exigía la economía desde el primer día del mandato. En
este sentido, era muy poco reducir en poco más de 2,5 puntos porcentuales el
déficit primario en 4 años, más aun si se tiene en cuenta que el crecimiento
del endeudamiento y, por ende, de la carga de intereses compensa parte de lo
que se gana en el resultado fiscal final.
De
todos modos, habrá que ver si el Gobierno puede cumplir con el compromiso que
ha asumido con el Fondo. No le resultará fácil. Si lo logra,
se tratará de un hecho inédito en la historia económica de nuestro país desde
el regreso de la democracia. Es que desde 1983 solo una vez se logró mejorar el
resultado fiscal primario en más de 1 punto porcentual en un año con elecciones presidenciales. Y
fue en las condiciones particulares que le planteó a la campaña electoral del
2003 el colapso económico del 2002. En el resto de los años electorales nunca
se logró una mejora de esa magnitud. De hecho, solo en 1989 se obtuvo una
reducción del déficit primario respecto a lo sucedido el año anterior (0,4
puntos porcentuales). En el resto de los años electorales siempre se
registraron aumentos: 0,2 puntos porcentuales en 1995, 0,5 en 1999, 0,9 en
2007, 1,2 en 2011 y 0,5 en 2015.
Seguramente
habrá muchos cuestionamientos en los próximos meses. Ya se anticipa una caída
de la actividad económica que, según el último relevamiento de expectativas de
mercado, se contraerá un 1% en el segundo trimestre y un 0,4% en el tercero,
respecto al trimestre anterior. Sin lugar a dudas, algunos políticos
aprovecharán la situación para atribuirle el rumbo elegido y las penurias
sufridas al sometimiento de las autoridades argentinas a la voluntad del organismo
internacional.
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